La hepatitis infecciosa canina es una enfermedad
muy contagiosa causada por el adenovirus canino tipo 1 (CAV-1). Aunque, gracias
a los efectivos protocolos de vacunación,
no se trata de una enfermedad muy frecuente, de vez en cuando se producen
brotes y hay que tomar las medidas adecuadas para evitar el contagio.
Los perros pueden contraer también la denominada hepatitis
común, que es causada por la ingestión de sustancias tóxicas, o bien por la
acumulación anormal de sustancias que en principio serían beneficiosas, como el
cobre.
Una tercera posibilidad es que tu perro padezca una hepatitis
autoinmune, en la que es su propio sistema inmunológico quien ataca a las
células del hígado, causando inflamación y necrosis.
¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis canina?
Los síntomas más frecuentes de la hepatitis canina
incluyen:
- Fiebre
- Pérdida de apetito
- Letargo
- Vómitos
- Diarrea
- Sed excesiva
- El perro orina excesivamente
- Vientre inflamado
- Ictericia (color amarillento) en piel, orejas y encías
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